La bala, en la sien. Es la mejor forma de suicidarse. El hombre me lo dijo desdeñosamente, mientras se guardaba el dinero que acababa de pagarle por el arma. Me entregó la pistola al tiempo que me soplaba el humo de su cigarro en la cara. Sonrió despectivamente, se giró y empezó a alejarse.
El disparo retumbó en el callejón. La sangre manaba del agujero en la nuca del hombre tendido boca abajo. Me acerqué y le susurré entre dientes: "No me gusta que me echen el humo en la cara".
Has intentado con micros muy decentes Luis,el año que viene seguimos desde luego.
ResponderEliminarUn abrazo
Rosana
Gracias Rosana.
ResponderEliminarOtro abrazo para tí.
Luis.